Parece que más o menos nos defendimos ya que hace poco nos convocaron para hacer lo mismo, esta vez en el Complejo Village de Pilar.
El concepto era similar, pero obviamente no podíamos repetir la misma idea.
Volvimos a reunirnos con Alberto Negrín, principal artífice de nuestra primera "personalización", y esta vez también sumamos a Humberto Lopardo para que nos ayudara con el diseño gráfico.
Mi opinión no es muy objetiva (más bien, nada), pero creo que logramos concretar un espacio súper coca-colero que, sin embargo, es sutil, no sobreabunda en logos, ni tiene esa sobredosis de branding que muchas veces produce más rechazos que adhesiones.
En un lugar en el que el público paga una entrada y por lo tanto es cliente, me parece que esa austeridad es una señal de respeto, de consideración, que habla muy bien de la marca.
EN LA ENTRADA, UNAS ESTILIZADAS BOTELLAS DE COCA-COLA DAN LA BIENVENIDA.
AL ABRIRSE LAS PUERTAS APARECE POR PRIMERA VEZ EL LOGO DE COCA.
EN EL INTERIOR DE LA SALA UNA SERIE DE ARTEFACTOS DE LUZ REPRODUCE LA IDENTIDAD DE LA MARCA. LOS ARTEFACTOS SON "RE-COCA" PERO TIENEN UN VALOR DE DISEÑO EN SÍ MISMOS.
LOS RESPONSABLES POR COCA-COLA FUERON FERNANDO SIERRA Y SOLEDAD MARTINS. LOS RESPONSABLES POR VILLAGE CINES, SILVINA BAUM Y DIEGO BACHILLER.
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